Los Palitos de la Selva son un ícono indiscutido de las golosinas argentinas, un caramelo masticable tierno y suave que marcó la infancia de varias generaciones. Vienen en pequeños cilindros rayados con los colores blanco y rosa, que ocultan ese sabor característico a frutilla y vainilla cremoso que es inconfundible. Su gran atractivo, además del gusto, son los dibujos de animales de la selva que trae cada envoltorio, lo que los convierte en un caramelo coleccionable y muy divertido. Perfectos para el kiosco, para regalar o simplemente para revivir esos sabores de la escuela. ¡Un clásico que nunca defrauda!
